El Raval, Barcelona
Halil había estado de un humor radiante las últimas semanas. La confirmación de que Omar vendría de visita había cambiado su estado de ánimo, aunque justo ese día se sentía más nervioso y ansioso.
La expectativa de Halil era enorme. Finalmente, podría encontrarse con Omar abiertamente y libremente, y ya no tendrían que fingir ser primos para abrazarse como lo habían hecho en Casablanca. Habían acordado encontrarse a medianoche del viernes en La Concha, en el Barrio Chino. Halil llegó una hora antes y se sentó en la barra, charlando con el barman que era de su mismo país. Música rai o blues norteafricano llenaba la sala y en la pequeña pista de baile justo al lado de la barra, varias parejas bailaban con entusiasmo. Algunos fumaban pipa turca y el ambiente era bastante animado. Estaba oscuro en el local, pero las luces rojas iluminaban la pared y las muchas fotos de la antigua actriz española Sarita Montiel, la equivalente española de Sophia Loren.
Unos minutos después de las doce, Omar entró en el local. Halil lo vio al instante a pesar de la oscuridad y reconoció inmediatamente sus movimientos y gestos cuando Omar le preguntó al barman por él. Halil dio un par de pasos vacilantes hacia adelante y después de 30 segundos se acogieron en un profundo abrazo.
Eligieron sentarse en un rincón del local y pidieron una jarra de té marroquí. Apenas hablaban. Se miraban como si quisieran leerse en los ojos. Después de un rato comenzaron a bailar lentamente. Sus cuerpos se volvieron más febriles con el movimiento y la música. Finalmente, Halil pudo besar libremente a su Omar.